El reino de León, hoy una provincia de España, fue la cuna de una de las primeras cortes de Europa.
Los reyes leoneses, responsables como sólo lo eran los gobernantes de antaño, tenían por costumbre abandonar el inquieto ambiente nobiliario en pos de una pacífica temporada de tardes de caza y contemplación de paisajes.
Cuentan que el destino turístico preferido por la realeza era la comarca de Babia, una región de campos vírgenes y fauna abudante en el noroeste de la península Ibérica.
Sucedía entonces que, si alguien se presentaba en la corte para solicitar una audiencia con los monarcas durante su ausencia, era prontamente informado que los reyes estaban en Babia.